La ética y la política
La relación entre ética y política es
estrecha, es desde el origen, porque las dos competen a la acción
humana, y no hay ninguna acción humana que pueda prescindir de criterios
éticos, la ética no va estar a nivel de dar medidas políticas, no es su
rol, pero sí de orientar y discernir lo que es humanizante y deshumanizante en la política y proponer o hacer vislumbrar mejores formas de vivir en sociedad. La ética, enriquece
la política puesto que la alimenta de utopía y también de sentido
crítico, finalmente le da mucha mayor legitimidad que si no estuviera.
Porque con tanta corrupción en la política la gente pierde la fe, la
confianza en los políticos , y eso es muy dañino para la sociedad y
finalmente se crea un ambiente en el que todo vale, y en el que uno se mete en política para ganar algo personal y no necesariamente para trabajar por el bien común.
El Dictador
El Almirante Haffaz Aladeen es un dictador
antioccidental, capaz de arriesgar su vida con tal de evitar el
establecimiento de la democracia en Wadiya, un país norteafricano con
recursos petrolíferos. Su más fiel consejero es su tío Tamir (Ben
Kingsley), Jefe de la Policía Secreta, Jefe de Seguridad y Proveedor de
Mujeres. Por desgracia para Aladeen y sus consejeros, Occidente ha
empezado a inmiscuirse en los asuntos de Wadiya, y las Naciones Unidas
han sancionado repetidas veces al país en la última década. Sin embargo,
tras sufrir un atentado que le cuesta la vida a uno de sus consejeros,
Tamir convence a Aladeen para que vaya a Nueva York a solucionar la
cuestión en las Naciones Unidas.
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